domingo, 30 de septiembre de 2012

¿Y si nada te limitara?


 

Cuando estoy indecisa, me pregunto a mí misma, “¿y si nada te limitara? ¿Y si no hubiera límite alguno en tu vida? ¿Qué harías? ¿Cómo procederías?”

 

A menudo, nos cuesta emprender cosas nuevas en la vida, porque creemos que algo nos limita. Puede que no dispongamos de suficiente dinero, o que no tengamos el apoyo externo que necesitamos en forma de amigos o de gente influyente para conseguir aquello que deseamos. Puede que nosotros mismos seamos quienes nos limitemos. Nos decimos que esta vez, mejor no intentarlo. Quizás más adelante, cuando esté más preparado o tenga “la suerte a mi favor”.

Planteémonos, ¿qué es nuestra vida? ¿Qué hacemos en ella? Lo más importante, no es “hacer algo”, sino “ser coherente” en lo que hacemos. Hemos de encontrar un equilibrio entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Por ejemplo, yo siento que quiero hacer algo en concreto. Pero, pienso que no es posible, y que debería ser un poco más prudente (o más conformista). Y entonces, ¿cómo actúo? Acabo haciendo algo incoherente. Puede que “de puertas a fuera” sea la elección más correcta. Pero, mi interior grita: ¡No, no!

 

¿Qué nos limita realmente? Si no tuvieras ningún impedimento, ¿qué harías? Lo sabes, tu corazón exclama que hagas aquello, que tomes esa decisión. Es la correcta, ¿para quién? Para ti. Es correcta porque estás creando coherencia entre tu pensamiento, tus sentimientos y tu acción. Deja de pensar en el resultado que vas a obtener. Deja de querer vivir siempre en tu “zona de confort”. Sal de ella. Arriésgate.

Un amigo, un día, me dijo que se sentía perdido. No le gustaba su vida. Se le acababa el contrato como docente en una universidad, y no sabía qué iba a hacer después de eso. Como coloquialmente se suele decir, “¡voy tirando!”- me dijo. “Pero, ¿quién tira hacia adelante, tú o la vida?”- le pregunté. Si no nos arriesgamos a tomar una dirección, la vida nos zarandeará de un lugar a otro, agotando nuestras fuerzas.

 

Si nada te limitara, ¿qué harías? Apunta en una hoja aquello que quieres hacer. Traza una pequeña ruta para llegar a ello. Haz algo, por pequeño que sea, que te acerque un poco más a tu objetivo. Cuando quise ser escritora, lo primero que hice fue comprarme una libreta. Empecé a escribir y a anotar todo aquello que se me iba ocurriendo. De mi mente (o mejor dicho, de mi corazón), al papel. Pero, al mismo tiempo, no me obsesioné. Si sujetas con demasiada fuerza algo, lo acabas estrangulando. Llega a saber qué quieres, pon de tu parte (deja de lado el parloteo mental basado en el “no puedo hacerlo”) y, después, relájate (esta última parte, si te soy sincera, aún me cuesta un poco…).

 

 

Recibe mi abrazo,

 

Celia Quílez.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario