miércoles, 19 de septiembre de 2012

caminar con los pies descalzos


Siento la necesidad de expresar en palabras lo que hay dentro de mi corazón. Me gustaría compartir mis pensamientos y mis emociones con todas aquellas almas que conecten con la mía propia, porque alguna lección conjunta hemos de aprender.

 

Hay muchas maneras de darle sentido a nuestra vida. Podemos emprender diariamente pequeñas acciones cargadas de simbolismo. ¿Por qué “caminar con los pies descalzos”? (es el título que decidí darle a este blog). Fue mi primer viaje por la India lo que me llevó hasta ello. Como acto de humildad y respeto, en los templos hindúes debes descalzarte. A uno, al principio le incomoda andar así, sin nada que proteja sus pies. Debes superar varios obstáculos, entre otros: la quemazón que sienten tus pies por andar sobre piedras que queman porque el sol ha estado presente durante una larga jornada diurna, las heces de las vacas, el lodazal tras una lluvia monzónica intensa, y más obstáculos. Te alejan de la belleza del lugar, al menos, superficialmente. Pero, son tus pensamientos los que hacen que te detengas en ese malestar, en eso que te molesta. Por lo tanto, tienes elección. ¿En qué decides centrar tu atención? (Recordemos que aquello en lo que ponemos nuestra atención, crece, se expande). Decides dejar de lado esos pensamientos incómodos, e intentas centrarte en sentir emociones más básicas (y positivas), y a la vez, más profundas. Alegría, gratitud, contento. ¡Estás caminando descalzo por un lugar sagrado! ¡Benditos los pies! Descalzarte se convierte en un pequeño acto de humildad. Recuerdo haber andado por varios templos hindúes, y meditar a la vez. Un pie tras otro, descalzos, desprotegidos. Un paso tras otro, una larga espiración tras una inspiración. Sentir, vivir. Quité una primera capa de falsa seguridad. Cubrimos nuestro cuerpo con prendas… ¿para protegernos del frío o aislarnos del calor, o para cubrir y disimular nuestras carencias? Andando descalza me sentí más conectada con la tierra. ¡Aquí habito! ¡Aquí estoy!

Si soy sincera, aún no me acostumbro a andar de nuevo con zapatos. Cada mañana, cuando paseo con mi perro, me descalzo. Es temprano, el cielo oscuro, las estrellas, el rugir del mar y mi alma. ¡Qué sensación tan agradable al andar descalza por la calle!

Así empiezo mi día. Un pequeño gesto de humildad. Un gesto, que como este blog que empiezo, trata de aprender enseñando.

 

Deseo que cada mañana hagas algo simbólico que te acerque a tu paz interior. Puede ser una simple respiración profunda antes de levantarte de la cama, o sonreír ante el espejo expresando amor hacia lo que ves (a ti mismo), o andar descalzo por la calle. Sea lo que sea, estará bien.

Expresa tu contento de un modo creativo.

 

Mi corazón junto al tuyo.

 

CELIA QUILEZ.

 

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