Siento la necesidad
de expresar en palabras lo que hay dentro de mi corazón. Me gustaría compartir
mis pensamientos y mis emociones con todas aquellas almas que conecten con la
mía propia, porque alguna lección conjunta hemos de aprender.
Hay muchas maneras de
darle sentido a nuestra vida. Podemos emprender diariamente pequeñas acciones
cargadas de simbolismo. ¿Por qué “caminar
con los pies descalzos”? (es el título que
decidí darle a este blog). Fue mi primer
viaje por la India lo que me llevó hasta ello. Como acto de humildad y respeto,
en los templos hindúes debes descalzarte. A uno, al principio le incomoda andar
así, sin nada que proteja sus pies. Debes superar varios obstáculos, entre
otros: la quemazón que sienten tus pies por andar sobre piedras que queman
porque el sol ha estado presente durante una larga jornada diurna, las heces de
las vacas, el lodazal tras una lluvia monzónica intensa, y más obstáculos. Te
alejan de la belleza del lugar, al menos, superficialmente. Pero, son tus
pensamientos los que hacen que te detengas en ese malestar, en eso que te
molesta. Por lo tanto, tienes elección. ¿En qué decides centrar tu atención? (Recordemos que
aquello en lo que ponemos nuestra atención, crece, se expande). Decides dejar de lado esos pensamientos
incómodos, e intentas centrarte en sentir emociones más básicas (y positivas),
y a la vez, más profundas. Alegría, gratitud, contento. ¡Estás caminando
descalzo por un lugar sagrado! ¡Benditos los pies! Descalzarte se convierte en
un pequeño acto de humildad. Recuerdo haber andado por varios templos hindúes,
y meditar a la vez. Un pie tras otro, descalzos, desprotegidos. Un paso tras
otro, una larga espiración tras una inspiración. Sentir, vivir. Quité una
primera capa de falsa seguridad. Cubrimos nuestro cuerpo con prendas… ¿para
protegernos del frío o aislarnos del calor, o para cubrir y disimular nuestras
carencias? Andando descalza me sentí más conectada con la tierra. ¡Aquí habito!
¡Aquí estoy!
Si soy sincera, aún
no me acostumbro a andar de nuevo con zapatos. Cada mañana, cuando paseo con mi
perro, me descalzo. Es temprano, el cielo oscuro, las estrellas, el rugir del
mar y mi alma. ¡Qué sensación tan agradable al andar descalza por la calle!
Así empiezo mi día.
Un pequeño gesto de humildad. Un gesto, que como este blog que empiezo, trata
de aprender enseñando.
Deseo que cada mañana
hagas algo simbólico que te acerque a tu paz interior. Puede ser una simple
respiración profunda antes de levantarte de la cama, o sonreír ante el espejo
expresando amor hacia lo que ves (a ti mismo), o andar descalzo por la calle.
Sea lo que sea, estará bien.
Expresa tu contento
de un modo creativo.
Mi corazón junto al
tuyo.
CELIA QUILEZ.
Muy bonita entrada, gracias
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